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LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL DERECHO

POR GUILLERMO ESCOLAR FLÓREZ 

La inteligencia artificial (IA) no es un asunto relegado a los libros y películas de ciencia ficción, donde las máquinas reemplazan a las personas en todas sus labores y terminan por poner en riesgo el futuro de la humanidad, sino que se trata de una muy útil herramienta para el progreso de la sociedad, la cual hace tiempo llamó a nuestras puertas, y lo hizo para quedarse. 

Pululan en medios de comunicación y en redes sociales noticias que dan muestra de los últimos avances tecnológicos en torno al tema. Son cada vez más frecuentes los proyectos que pretenden innovar a través de la IA, con un alcance aún desconocido por la mayor parte de personas, que muy seguramente impactarán en la manera cómo numerosos servicios son actualmente prestados. 

Son bastantes los ejemplos que se pueden citar en relación con las iniciativas de IA, como es el caso de Duplex, un impresionante programa desarrollado por Google, a manera de asistente vocal, que resuelve las inquietudes presentadas por los usuarios, con una conversación tan natural, que es prácticamente imposible para los humanos detectar que están hablando con una máquina. Para quienes piensan que pasarán años antes de que este tipo de tecnología llegue a Colombia, basta con mencionar a Guarumo, una compañía nacional que utiliza robots virtuales para resolver las dudas de clientes, brindar soporte y atender consultas sin necesidad de chatear. 

La gran cantidad de información y conocimiento que está en capacidad de almacenar una máquina, complementada con la posibilidad de sostener conversaciones con los humanos, nos lleva a la indefectible conclusión de que son muy diversos los campos en que la IA puede resultar de utilidad, como el comercio, la medicina e incluso el derecho. 

En el sector jurídico, además de los sistemas de preguntas y respuestas (notable y muy efectiva fuente de consultas y asesoría en los términos anteriormente expresados), la inteligencia artificial puede operar a través del Big Data. Imaginen ustedes que todas las decisiones judiciales estuvieran almacenadas en una robusta base de datos, y se pudiera, por intermedio de máquinas de predicción, valorar toda esa información, para que, con el análisis de cientos de miles de casos similares, se lograra determinar las posibilidades de éxito de una demanda. Sin duda, se trataría de un mecanismo más preciso que el criterio de cualquier prestigioso abogado. Frente a los escépticos, relevante es señalar que este servicio ya es prestado en Estados Unidos por Lex Machina, una reconocida empresa de tecnología legal. 

También podría pensarse que una sociedad como Legis, una de las principales editoriales jurídicas del país, cuya base de datos en materia de doctrina, jurisprudencia y ley es de importante tamaño, ofreciera servicios de investigación legal, poniendo a disposición de eventuales clientes la fundamentación jurídica de escritos como recursos, demandas o contratos. En un futuro no muy lejano, será poco probable que un abogado junior esté en capacidad de realizar dicho trabajo de manera más rápida y eficiente que una máquina. 

La inteligencia artificial no representa una amenaza para los abogados de hoy en día, pero, en los próximos años, como resultado de los avances tecnológicos, seguramente muchas tareas cumplidas en la actualidad por profesionales del derecho serán asumidas por programas de computación. Esto no significa que se vaya a acabar la profesión, todo lo contrario, lo que representa son nuevas oportunidades para ejercer el derecho en áreas que antes eran impensables, principalmente relacionadas con la tecnología. 

Necesario es entonces que los alumnos de las facultades de derecho tengan presente que en la tecnología encontrarán no sólo una fuente de emprendimiento e innovación, sino también un sector de oportunidades laborales. De ahí la importancia de empaparse del tema, de estudiarlo, y, en caso de que no existan materias relativas al mismo en los programas de derecho que cursan, mi recomendación es que soliciten a las directivas universitarias que así sea, pues muchas de sus posibilidades de éxito en el futuro dependerán de los conocimientos que sobre ese particular tengan.